España ya no ve la televisión. La padece. Y lo hace con entusiasmo: Bailando con Diarrea, el nuevo reality fecal de Telechincho, ha superado todas las expectativas —y todas las capacidades del sistema digestivo humano— al arrasar en audiencia con su última gala: 34,7% de share y 5,2 millones de espectadores frente al televisor, y otro millón más corriendo al baño por simpatía.
El formato, derivado del clásico Bailando con las estrellas pero con el añadido revolucionario de un laxante industrial de grado veterinario, mezcla danza de salón, síntomas gastrointestinales y mucha improvisación escatológica. Cada gala comienza con los concursantes —famosos de tercera regional— ingiriendo una dosis de “ColonMax Ultra”, un purgante colombiano prohibido en 17 países. Según los concursantes, “estimula más que una ex-pareja tóxica a las tres de la mañana”. El resultado: famosos intentando ejecutar tangos, salsas y valses mientras su cuerpo intenta ejecutar otra coreografía mucho más urgente.
El momento estelar de la noche fue protagonizado por Bárbara King, vedette emérita y actual imagen de toallitas húmedas, quien se marcó un tango dramático con su partenaire, el exboxeador reconvertido en DJ, Paquiño “El Molón”. La coreografía terminó con ambos en el suelo, abrazados por el terror compartido de una contracción abdominal inminente. “Fue como bailar en el ojo del huracán… de mi colon”, declaró King entre lágrimas y sales minerales.
Los miembros del jurado, entre ellos la empresaria de perfumes Karmen Lemanía y el exministro de Deportes y Empastes, Bertoldo Escobilla, puntuaron la actuación con un 9, un 10 y un “¿esto está permitido por la OMS?”. Todos llevaban máscaras antigas, aunque uno de ellos fue evacuado por precaución al oler algo que describió como “trauma hecho aroma”.
Uno de los aspectos más celebrados del programa es su capacidad para generar metáforas vivas de la condición humana. “Esto no es solo entretenimiento”, explicó Escobilla, “es una representación visceral —en el sentido más literal— de la lucha entre el arte y la evacuación espontánea”.
El fenómeno también ha cambiado la vida de los concursantes. Piluca Carpanta, actriz secundaria de teleseries y principal en retenciones, ha declarado sentirse “renovada por dentro”:
“Yo entré con miedo y estreñimiento emocional. Pero después de tres galas, dos sustos y una coreografía flamenca que me vació el alma (y el resto), soy otra persona. Más ligera, más libre, más… deslizante.”
Fermín Gorgori, cantante melódico venido a menos (y a menos ropa, tras un bolero catastrófico), afirma que gracias al programa ha descubierto su verdadera vocación:
“Yo ya no bailo. Yo fluyo. Y si me caigo, que sea con estilo… y sin salpicar.”
En redes, el programa ha sido calificado como “arte post-digestivo” y “el punto de no retorno de la televisión contemporánea”. Hashtags como #DanzaDeTripas, #PasoDobleDePanza y #TangoColónico han acaparado los trending topics internacionales.
El éxito ha sido tal que Telechincho ya prepara nuevas versiones del formato:
- Cantando con Gases, donde los concursantes deben vocalizar notas agudas mientras liberan presiones inferiores,
- y Survivor: Estreñimiento Extremo, una odisea donde los participantes deben sobrevivir 12 días sin fibra ni dignidad.
Mientras tanto, Bailando con Diarrea se consolida como el único programa capaz de unir a generaciones frente al televisor, con abuelos diciendo “esto en mis tiempos era impensable” mientras aplauden con una mano y tapan la nariz con la otra.
España ha hablado. Y lo ha hecho desde el fondo de sus entrañas.
Categorías:
- Ocio y Resaca
¿QUE OPINAS DE NOSOTROS?
