Puigdemont Dice Que él Pidió Trato y Pedro Sánchez le Ha Dado Truco por Halloween

La luna de miel entre Carles Puigdemont y Pedro Sánchez ha terminado como todas las relaciones entre un prófugo con complejo de mártir y un presidente con adicción al funambulismo político: con reproches públicos, mensajes crípticos en catalán y una declaración de independencia emocional.

Puigdemont, desde su refugio sentimental en Perpiñán, ha comparecido este lunes disfrazado de “presidente legítimo”, personaje que interpreta desde 2017 con una mezcla de intensidad dramática y presupuesto francés. Ante los medios ha declarado sentirse “engañado y maltratado por un Estado que prometió caramelos constitucionales y solo ha entregado piedras envueltas en celofán”.

“Yo pedí trato: referéndum, autodeterminación, la oficialidad del catalán en Marte… y él me ha dado truco: BOEs vacíos, mesas de diálogo que parecen Ikea sin instrucciones y una amnistía que ni siquiera incluye las multas de tráfico de mi chófer”, lamentó Puigdemont, visiblemente afectado y rodeado de una estética que combinaba Puigdemont, All Hallows’ Eve y eurodrama.

Según fuentes de Junts que no han querido revelar su identidad —pero han sido grabadas con voz distorsionada en TV3—, el acuerdo firmado con el PSOE incluía cláusulas “invisibles a simple vista, como los derechos de los fantasmas, pero perfectamente vinculantes desde el punto de vista onírico”.

Moncloa responde con dulces de plástico

Desde el Gobierno, la respuesta ha sido tajante. Pilar Alegría, ministra portavoz y actual encargada de apagar incendios con sonrisas y PowerPoint, ha declarado que “el señor Puigdemont sabía perfectamente lo que firmaba, y si no sabe interpretar una promesa ambigua redactada en legalés progresista, que se compre un traductor político como todos los demás partidos nacionalistas”.

Sánchez, por su parte, ha declarado en un acto en un colegio electoral simulado que “la política es como Halloween: hay que ir puerta por puerta disfrazado de moderado, pedir lo que sea, y aceptar que a veces te dan un chicle de hace tres años o una bofetada dialéctica”. Añadió además que “Puigdemont eligió trato, pero no especificó el tipo de trato. Nosotros le ofrecimos amnistía, atención mediática y la posibilidad de volver a España en AVE con descuento. Si eso no le vale, siempre puede pedir truco al Tribunal Constitucional”.

Una calabaza en el escaño

Entre las reacciones más sonadas, destaca la del grupo parlamentario de Junts, que ha dejado una calabaza vacía en su escaño como protesta simbólica. “Es lo que nos han dejado: una promesa hueca iluminada desde dentro por la desesperanza”, dijo la portavoz con una solemnidad que rozaba el teatro de instituto.

Mientras tanto, ERC se ha limitado a observar desde el otro lado del hemiciclo, comiendo palomitas y susurrando “os lo dijimos” en voz baja, sin intervenir ni comprometerse con nada, como es tradición.

Referéndum o susto

En un último giro performático, Puigdemont ha anunciado que convocará a la militancia de Junts para decidir si continúan apoyando al Gobierno o si lanzan una campaña de “castanyada disruptiva” con butifarras simbólicas en los balcones y castañas lanzadas a las sedes del PSC.

El expresident no descarta volver a Bruselas en modo drama total. “Si no hay trato real, habrá susto. No físico, claro, pero sí político. El susto de verme de nuevo todos los días en televisión, diciendo cosas sobre el alma catalana y la represión emocional.”

Sánchez, al ser preguntado por esta amenaza, solo respondió: “Ya sobreviví a Pablo Iglesias, puedo con esto.”

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