Eulogio Póstumo. Una Vida Dedicada a Textos del Más Allá. Reconocido Escritor de Lápidas y Esquelas

  • Transformó el arte de morirse en literatura. «No se ha ido, está escribiendo desde el otro lado»
  • La crítica celebra su obra como un epitafio colectivo.

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Eulogio Póstumo, considerado por muchos como el Cervantes de los cementerios, ha sido homenajeado esta semana por la Real Academia de la Lengua Mortuoria (RALM) tras una vida dedicada a inmortalizar la muerte ajena con lirismo, mordacidad y tipografía gótica en piedra pulida.

Nacido en Cuenca pero espiritualmente empadronado en el Más Allá, Eulogio comenzó su carrera escribiendo epitafios por encargo en la imprenta de su tío, especializada en recordatorios de misa y menús para funerales. Su talento innato para resumir una vida en 140 caracteres antes de Twitter le catapultó al éxito en los años 90, cuando el boom de la mortalidad coincidía con un auge sin precedentes de la caligrafía ornamental.

Entre sus obras más aclamadas se encuentra la serie de esquelas «No Estaba Preparado Pero Bueno», el epitafio viral «Me lo dijo el médico, pero no le creí» y la monumental antología «Muertos que Inspiran», traducida a seis lenguas muertas y al esperanto.

«Eulogio no solo escribía sobre la muerte, la acompañaba», afirmó Clotilde Féretro, catedrática de Literatura Fúnelica Comparada en la Universidad de Salamanca. «Era capaz de darle una voz al difunto, de convertir cada tumba en una novela breve».

Un hombre que hizo del silencio su editor

Contrario a las entrevistas y al ruido de los vivos, Eulogio fue un ermitaño urbano. Su estudio en Lavapiés, empapelado con obituarios y aromatizado con incienso y disolvente de piedra, era lugar de peregrinaje para jóvenes aprendices de lo mortecino.

«Le llevabas una vida y te devolvía una frase inmortal», cuenta Eladio Cementerio, aprendiz y ahora gestor de redes sociales del tanatorio de Alcorcón. «Una vez escribió: ‘Se fue sin devolver la aspiradora. Que la tierra le sea leve’. Aquello desató llantos y carcajadas a partes iguales. Era un genio.»

Influencia internacional y premios póstumos en vida

Aunque siempre evitó los focos, su trabajo traspasó fronteras. En 2017 fue invitado al Festival de Líturgia Creativa de Praga, donde impresionó con su instalación «Lápidas Interactivas para una Europa sin Futuro». En ella, el público podía escribir su propio epitafio con una pluma de pavo real mientras sonaba Mozart al revés.

Su influencia ha sido reconocida por la Asociación Internacional de Necrológicos Artísticos (AINA), que le concedió el premio «Post-Mortem en Vida» a la trayectoria más longeva sin necesidad de fallecimiento.

Una despedida que no es final

Eulogio Póstumo, quien paradójicamente sigue vivo pero se niega a salir de su ataúd-literario desde 2021, ha sido propuesto para Patrimonio Inmaterial del Dolor Estético. Su próxima exposición, «Calla y Escribe: Arte Fúnelico Contemporáneo», se inaugura en el Museo Nacional de los Adioses Pendientes este otoño.

Como dijo en uno de sus epitafios más famosos: «No llores porque me fui, léeme en silencio».


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