

El iPhone Air ya está entre nosotros, flotando, casi evaporado. Apple ha conseguido lo impensable: fabricar un móvil tan delgado que podría ser confundido con una loncha de jamón ibérico si lo dejas en la encimera. Con apenas 5,6 mm de grosor, es más fino que el ego de un tuitero y más ligero que el argumento de una serie de Netflix. El nuevo diseño, según Apple, representa una «hazaña de la ingeniería». Según el resto de la humanidad, representa un serio riesgo de extravío entre los cojines del sofá.
Y no se trata solo de la estética. El nuevo chasis de “titanio aeroespacial” garantiza que, en caso de impacto, tu iPhone no se romperá… simplemente se doblará discretamente como una oblea consagrada, en señal de respeto. Apple quiere que lo lleves colgado del cuello, en una correa tipo bolso. ¿El futuro de la tecnología? No. El regreso de las riñoneras, ahora en versión cuello-corporativa, con estética de desfile distópico.
Potencia absurda, batería simbólica y cámaras con complejo de artista conceptual
La pantalla del iPhone Air alcanza los 3.000 nits de brillo, ideal para cegarte cuando revisas WhatsApp a oscuras y ver cómo tu córnea se derrite en Dolby Vision. Gracias a su chip A19 Pro, podrás editar vídeos 8K, simular climas tropicales y calcular la órbita de Plutón, todo mientras la batería se esfuma como un político en campaña tras las elecciones. Apple asegura que dura 27 horas en reproducción de vídeo. O sea, suficiente para que veas dos temporadas de una serie… siempre que no uses el GPS, la cámara, o la pantalla. O que vivas en el universo paralelo donde esas cifras son reales.
Hablando de cámaras: la trasera cuenta con 48 megapíxeles Fusion. No Fusion como tecnología óptica, sino como el plato de cocina moderna que te cobran 70 euros por tres lentejas. Las fotos son tan nítidas que podrías ver tus propias inseguridades reflejadas en ellas. Y la frontal, de 18 megapíxeles con Center Stage, te sigue con la mirada como un ex tóxico, siempre pendiente de lo que haces, siempre dispuesto a colocarte justo en el centro de la vergüenza.
Desaparece la SIM, aparecen los problemas. Y los accesorios… bueno, eso es otro crimen aparte
Apple ha decidido eliminar la ranura para tarjeta SIM. Lo llaman “futuro sin fisuras”, nosotros lo llamamos “pesadilla logística con roaming”. Porque claro, cambiar de compañía ahora requerirá una app, tres rituales de sangre y el consentimiento de Tim Cook en persona. En una situación de emergencia, estarás tan comunicado como una tostadora.
Y por supuesto, llegan los accesorios. Una batería MagSafe externa, que ahora es imprescindible si quieres que el móvil sobreviva al desayuno. Una carcasa transparente con imán, perfecta para ver cómo tu dignidad se derrite junto con tu saldo bancario. Y la joya de la corona: un cordón crossbody de diseño. Para que puedas colgarte el teléfono como si fuera una joya tribal con vibración 5G. Solo falta que venga con incienso y cánticos de bienvenida al culto de Cupertino.
Todo esto por el módico precio de 437 dinares kuwaitíes. ¿Caro? No si tu billetera quiere medirse en divisas petroleras y consideras que estás pagando por el privilegio de tener algo tan fino que si respiras fuerte, desaparece. Lo llaman «Air» porque después de usarlo te quedas con eso: aire.
Categorías:
- Wi-Fi en Vena