OPA en la Escalera: el Propietario del 5ºA Quiere Comprar el 5ºB para Hacerse un Dúplex

A ver, vecindario: el del 5ºA ha puesto una OPA para comprarle el piso al del 5ºB y tirar el tabique. Dice que así “creará valor para toda la comunidad” y yo, que lo veo todo por la mirilla, ya he sacado la bata de gala. El plan consiste en cambiar llaves por llaves (acciones por acciones, que me han dicho) y, de propina, unas moneditas “para el taxi” hasta el portal. En otra escalera de por aquí la oferta real va al revés —que si el 5ºB por el 5ºA—, pero en nuestro bloque la narrativa oficial la escribo yo, y hoy el que puja es el A. Cosas de barrio.

Los árbitros del bloque (esa tríada de Administración, Comisión de Competencia y Mercados de la Comunidad) han puesto condiciones: que si te haces dúplex, mantienes dos timbres, dos cuentas de la compra y autonomía de gestión al menos tres años, no sea que se nos quede el descansillo sin diversidad de dramas. Vamos, que el dúplex puede serlo en plano, pero en el buzón siguen dos apellidos. En la otra finca lo han llamado “aprobación con remedios” y “condición de mantener personalidad y patrimonios separados”. Yo lo llamo: dos mandos del garaje y a callar.

¿Y el resto de vecinos? Pues atentos: si el 5ºA se queda el 5ºB, puede mover muebles (sucursales), recolocar cuadros (servicios) y reorganizar armarios (equipos). Dicen que habrá “inclusión financiera” y “cohesión territorial”, que traducido a portería es no dejar al vecindario sin cajero ni a la pyme sin cambio para el billete. Habrá también promesa solemne de seguir prestando la sal (crédito a autónomos) sin subir la cuota de la comunidad hasta que termine la luna de miel. Todo muy bonito hasta que toque pintar la escalera y alguien diga que “no hay presupuesto”.

Por cierto, el 5ºA lleva meses afinando su hucha: hoy emite bonos, mañana paga dividendo, pasado ajusta la oferta porque la calderilla del portal (mercado) sube y baja como el ascensor en hora punta. En lenguaje de piso: ha repuesto lejía, bolsas y paciencia para aguantar el proceso.

Escucho también rumores de trasteros ingleses que cambian de manos (ventas de filiales), de recursos al Supremo, de folletos a la CNMV y de “no retiramos la oferta” diga lo que diga la tertulia del patio. Traducción: el culebrón sigue en emisión y aquí no se desconvoca la barbacoa hasta que lo diga la Policía del Pimiento.

¿Cómo nos afecta al resto?
Si sale: más metros de banca en el quinto, menos huecos para tender quejas, y durante una temporada, obreros entrando y saliendo con el taladro de las sinergias. Si no sale: cada cual a su piso, pero nos quedaremos con la junta extraordinaria convocada, la vecina coach opinando de estatutos y yo, Maruja Mirilla, con un folio más de mechero sociológico.

En esta escalera las fusiones son como los amores de agosto: traen promesas, reformas y mucho polvo de obra. Yo, mientras tanto, vigilo el contador de luz (la paciencia del vecindario) y el parte meteorológico de los mercados: si hay ventolera, cierro las ventanas y abro otra columna. Aquí nadie se me escapa… ni con dos timbres.

Aviso: Sátira 100%. Hechos 0%. Cualquier parecido con la realidad es un chiste. No es información, es humor. Ríe, duda y no pidas la factura. Si se parece a la realidad, es culpa de la realidad. Cualquier coincidencia es casualidad… o karma.