Si Bajas Impuestos, Recaudas Más: Matemáticas Básicas

  • Si no lo entiendes, es que te han comido el coco en la facultad
  • Hacienda no es tu madre: es ese vecino que te pide azúcar y nunca la devuelve

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Yo no sé qué demonios enseñan en las facultades de Economía, pero parece que les borran la parte de “sentido común” del cerebro. Porque cualquiera que haya llevado un bar, una frutería, o un puesto de churros en las fiestas del pueblo sabe que si bajas el precio, vendes más, y si vendes más, ganas más. ¿Qué parte de esto es tan difícil de entender?

Pero no, ahí están los listos de siempre, con sus gráficos y sus palabros en inglés, diciéndonos que “subir impuestos es necesario para garantizar la sostenibilidad del sistema”. Sí, claro, y fumar es bueno para los pulmones si lo dice un informe del Ministerio.

Bajar impuestos es como quitarle el pie del cuello al contribuyente: respira, se mueve, gasta. Y cada vez que gasta, Hacienda mete la zarpa y recauda. No hace falta ser Adam Smith, ni leer la curva de Laffer en versión “para dummies”. Hace falta vivir en el mundo real, ese donde si te sablean un 40% de lo que ganas, te quedas en casa viendo Netflix con un yogur caducado.

El problema es que al político le gusta la manguera

Al político le encanta tener la manguera del dinero abierta para ir regando donde le da la gana: su chiringuito, su obra pública inútil, su “cátedra de estudio de la gamba roja”. Y si para eso hay que ordeñarte hasta el alma, lo hace sin pestañear.
Pero claro, si baja los impuestos, pierde control. Y si pierde control, se le acaba el chollo.

Por eso inventan cuentos: que si “no hay margen fiscal”, que si “el déficit”… ¡Mentira! Margen hay, pero no para ti, sino para ellos.

Ejemplo práctico de barrio

Caso real: el año que el ayuntamiento quitó la tasa de las terrazas, los bares se llenaron. Entre IVA, consumo, multas por aparcar mal y el tío de las tragaperras, el consistorio ganó más pasta que cuando cobraba la dichosa tasa. Pero claro, eso no lo estudian en Harvard; eso lo aprendes en la barra, con una caña y unas bravas.

Lo que no quieren que sepas

Si te dejas robar menos, te queda más en el bolsillo. Con más en el bolsillo, gastas más. Gastando más, pagas más IVA, más impuestos indirectos, y generas más empleo. Ese empleo también paga impuestos. ¡Y mira tú, Hacienda acaba forrada sin tener que robarte de entrada!
Pero claro, si lo aceptan, se les acaba la excusa para seguir exprimiéndote “por tu bien”.

La próxima vez que escuches a un economista de traje decir que bajar impuestos “no es realista”, recuerda: ese señor vive de tu dinero y no tiene ningún interés en que entiendas las matemáticas básicas.

Y si no lo entiendes, tranquilo: ya vendrá tu cuñado en la cena de Navidad a explicártelo con una servilleta y un boli Bic.


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