Washington D.C. — Donald Trump ha elevado el tono de sus amenazas internacionales esta semana, apuntando sus misiles dialécticos hacia un nuevo objetivo: España. En un discurso confuso pronunciado desde el jardín de un campo de golf en Nueva Jersey, el presidente de EE.UU. anunció que, de volver a la Casa Blanca, “España será expulsada de la OTAN, del Prime Video y, si se portan mal, del siglo XXI en general”.
“¿Qué aporta España a la OTAN?”, preguntó Trump, mirando al horizonte o a un dron. “¿Tapas? ¿Jamón? ¡Eso no protege a Ucrania!”. Según el exmandatario, España está “muy por debajo del gasto mínimo exigido”, lo que la convierte en “un país peligroso, como el WiFi inestable”.
Pero Trump no se quedó ahí. En una muestra de su ya clásico enfoque geopolítico de patio de colegio, advirtió que los españoles “no solo perderán su silla en la alianza militar”, sino también “el derecho a ver contenidos de calidad”. Afirmó con contundencia: “Se acabó lo de ver The Mandalorian mientras os negáis a pagar tanques. Si queréis defensa, empezad por defender vuestra cuenta de Disney+”.
Diplomacia de catálogo
La Casa Blanca —o más bien, el jardín de golf mencionado— emitió posteriormente una lista provisional de “sanciones culturales” para España, en caso de incumplir sus obligaciones militares. Entre ellas:
- Cierre remoto de todas las cuentas españolas de Netflix, excepto aquellas que solo usen el perfil infantil.
- Sustitución automática del idioma predeterminado por doblaje al inglés con acento de Wisconsin.
- Reprogramación del algoritmo para mostrar solo realities estadounidenses de 2008.
- Reposición obligatoria de Walker, Texas Ranger en la parrilla nacional.
Según fuentes cercanas a la exadministración, Trump baraja incluso bloquear el acceso a YouTube a todo contenido que no esté relacionado con tutoriales de limpieza o pastores evangelistas. “Eso sí educa”, dijo mientras hacía swings.
Reacciones internacionales
Desde Bruselas, la OTAN ha contestado con un comunicado ambiguo: “No se puede expulsar a un miembro de la Alianza, pero tampoco se puede razonar con un magnate inmobiliario que cree que la política exterior funciona como un programa de televisión”. España, por su parte, ha reaccionado con prudencia, ironía y una encuesta en RTVE: “¿A qué plataforma renunciarías para no entrar en guerra con EE.UU.?”
El ministro de Exteriores español, entrevistado desde un bufé de desayuno en Bruselas, ha respondido: “España cumple con la OTAN según lo pactado. Y además compartimos nuestras claves de HBO, que ya es más de lo que hace Hungría”.
El “Plan Marshall Inverso”
La amenaza ha desatado un movimiento popular bajo el hashtag #NoSinMiStreaming, al tiempo que en varias ciudades españolas han comenzado simulacros de apagón de plataformas. En Lavapiés, decenas de vecinos ya han vuelto a ver la televisión en grupo con una sola antena parabólica, recordando los tiempos oscuros de Ana y los siete.
En paralelo, Trump ha anunciado la creación del Plan Marshall Inverso, que consistirá en retirar bienes culturales y servicios digitales a los países “poco comprometidos con el orden mundial norteamericano”. Fuentes internas revelan que ya se están preparando sanciones similares contra Portugal (por exceso de saudade) y Canadá (por persistente amabilidad).
El mundo según Trump
Para cerrar su rueda de prensa, Trump declaró: “España quiere defensa, pero no quiere pagar. Pues que pague en entretenimiento. Verán lo que es sufrir cuando tu única opción sea ver Los Bridgerton con subtítulos en esperanto”.
Ante esta amenaza, el Gobierno español ha propuesto una alternativa: convertir los tanques en salas móviles de cine y enviar tropas diplomáticas formadas en guion y doblaje. “Si Trump quiere guerra cultural, se la daremos. Pero con calidad HD y sin anuncios”, concluyó un portavoz.
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