Trump Pide Ayuda a los Gemelos Reforman Dos Veces Para Construir el Ala Este de la Casa Blanca

  • Los Scott prometen “menos paredes, más rating” mientras negocian con el Servicio Secreto quién sujeta el nivel de burbuja
  • Dos cintas métricas, un ego tamaño cúpula y un presidente que quiere “open concept” hasta en la Sala de Situación

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Washington.— La Casa Blanca está en obras y en terapia. Han llegado los Gemelos Scott con la misma energía que un café triple: uno trae la cinta métrica, el otro trae paciencia, y delante de ambos se planta Trump con un casco dorado tan pesado que parece pensado por su peluquero. “Quiero open concept en todo”, ordena, señalando incluso la Sala de Situación, que por algo se llama así. “Open concept, open country”, añade, como quien pide un frappé patriótico.

El Servicio Secreto y el mazo diplomático

“Jonathan, la línea de carga eres tú”, bromea Drew Scott señalando a su hermano mientras el Servicio Secreto debate si un mazo de demolición cuenta como “arma contundente o herramienta de la libertad”. Los planos, asegura el dúo, combinan neoclásico, programa doble y un toque de “loft de oligarca arrepentido”. El briefing de obra dura dos minutos y tres metáforas: “La democracia necesita respiración cruzada, luz natural y un zócalo que te haga sentir república”.

Trump interrumpe para pedir “un vestidor para la bandera con iluminación teatral” y “un ascensor exclusivo para invitados que hayan salido en la tele”. Drew, con la calma de quien ha peinado muchas barbas en HGTV, le ofrece una alternativa: “Podemos hacer un sistema de poleas patriótico”. Jonathan, más práctico, saca su cinta métrica y pregunta si la Constitución permite tirar “esta paredcita” que sostiene medio edificio. Un asesor histórico grita “¡Truman ya lo intentó!”, pero el ruido del compresor lo convierte en ASMR de patrimonio.

La cocina: geopolítica a fuego lento

Los Scott presentan el plan para la nueva cocina: una isla con valor estratégico donde cortar cebolla y tratados. Plantean una campana extractora que filtre humos y postureo, y una nevera de dos puertas: una para alimentos y otra para guardar excusas. El Servicio Secreto exige detectores de humo, de gas y de tweet inoportuno.
Trump quiere “una vitrina para ketchup presidenciales” y una plancha de oro “para que las hamburguesas sepan a responsabilidad”. Drew responde que el oro conduce mal el calor y peor el respeto. Jonathan traduce: “Metáfora arquitectónica, señor”. El presidente asiente como quien ha entendido… una lámpara.

Derribando paredes (y metáforas)

“Esta pared no aporta nada”, dice Jonathan señalando la que separa Protocolo de Realidad. Trump, entusiasmado, pide tirar también la pared que separa Consejo Jurídico de Impulso del Momento. El Servicio Secreto prohíbe tocar esa: ya hay grietas.
El primer martillazo lo da el presupuesto. Caen polvos de historia y dos ideas mal sujetas desde 2017. Trump intenta posar con el taladro, pero se engancha la corbata como si fuera un cableado mal instalado. “¡Es diseño!”, grita, mientras Drew le libera con la destreza de quien ha rescatado a muchos clientes de sí mismos.

Columnas jónicas, patrocinadores y QR

El presidente exige columnas “que impresionen”. Los Scott ofrecen jónicas; Trump pide “jónicas, pero que se note más”. Resultado: volutas con código QR. Escanéalo y te lleva a un vídeo de Trump diciendo “mirad qué columna” en 4K, HDR y ego Dolby Atmos.
El Servicio Secreto sugiere blindaje. Jonathan propone paneles antibalas camuflados como gusto clásico. Drew añade una pasarela para visitas oficiales: madera noble, alfombra discreta y sensores que detectan promesas huecas. Si suenan demasiado, se activa el modo museo y todos hablan bajito.

Baño Lincoln: mosaico que guiña

En el baño Lincoln, los gemelos instalan un mosaico que guiña cuando el agua alcanza “temperatura constitucional”. Trump pide que también aplauda. “Eso ya es regadío de personalidad”, advierte Drew. Se conforma con un espejo que infla el ego un 30% —suficiente para que la sala no explote.

El Equipo de seguridad

Hay tensión cuando el equipo de seguridad quiere blindaje clase tanque y los Scott insisten en que “la bala rebota mejor si la paleta cromática está pensada”. Solución intermedia: paneles acústicos con estampado de águila que absorben el sonido de los suspiros bipartidistas. “También matizan los gritos”, guiña Jonathan mientras prueba el taladro. El Servicio Secreto, convencido, pide presupuesto para “esconder agentes detrás de molduras”. Los Scott ofrecen “molduras habitables, con microondas”.

Gran inauguración (en fase de proyecto)

Para el acto de apertura, Trump quiere cortar cinta con tijeras de oro y fireworks interiores. Los Scott proponen algo más sobrio: encender una lámpara y no quemar nada. Gana el concepto europeo “no arder”.
En la foto final, los gemelos sonríen con el orgullo del trabajo decente; el Servicio Secreto respira porque nadie ha clavado un tornillo en un cable sensible; y Trump posa delante de un open concept tan abierto que podría escaparse una idea buena… si alguna vez entrara.

Conclusión provisional: el Ala Este será más funcional, las paredes menos bocazas y el presidente más ridículo por metro cuadrado, que ya es marca de la casa. Si algo tambalea, no se preocupen: es la separación de poderes… que los Scott están intentando dejar por fin a plomada.


Aviso: Sátira 100%. Hechos 0%. Cualquier parecido con la realidad es un chiste. No es información, es humor. Ríe, duda y no pidas la factura. Si se parece a la realidad, es culpa de la realidad. Cualquier coincidencia es casualidad… o karma.


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