Tras 5 décadas a la Fuga, Wally Rompe su Silencio: Memorias de un Fugitivo de Papel

  • El fugitivo de las rayas confiesa episodios imposibles: orgías medievales, laberintos infinitos y un romance con un pepino antropomorfo
  • Sus recuerdos parecen escritos por Kafka después de esnifar tinta de periódico

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Después de medio siglo escapando de miradas infantiles y adultos aburridos en aeropuertos, Wally se ha cansado. El hombre que convirtió el camuflaje de rayas en religión prepara un libro de memorias que, según él mismo, “explicará lo inexplicable y desordenará lo ordenado”.

En un anticipo, Esto es Mentira ha tenido acceso a fragmentos de las anécdotas más disparatadas del manuscrito.

La orgía medieval que nunca terminó

“Me dibujaron en medio de una fiesta medieval. Había caballeros, aldeanos, cerdos y monjes cantando villancicos fuera de temporada. Lo que parecía un simple festival se convirtió en una orgía interminable: gallinas copulando con bufones, herreros lanzando brasas a modo de afrodisíaco y una anciana disfrazada de dragón recitando poesía erótica en latín. Yo intenté huir, pero cada vez que cerraban el libro y lo volvían a abrir, todo seguía igual. Veinte años de mi vida los pasé allí, sosteniendo un cáliz de vino que nunca se vaciaba y fingiendo que lo pasaba bien. Todavía huelo a paja mojada”.

El pepino enamorado

“Durante mi estancia en una feria agrícola, conocí a un pepino antropomorfo con sombrero de paja. Era el único que me veía de verdad. Me hablaba de fotosíntesis y me enseñaba a no temer al compostaje. Estuvimos juntos hasta que una niña de Wisconsin arrancó la página para hacer un collage escolar. Nunca volví a verlo. Desde entonces no puedo comer ensaladas sin llorar. Me persigue la idea de haber sido abandonado por una cucurbitácea con más personalidad que yo”.

El doble maldito

“Un día descubrí que no era el único Wally en la escena. Había otro, idéntico, con las mismas rayas, pero con la mirada torcida. Los niños se confundían: a veces señalaban a él creyendo que era yo. Lo odié. Durante meses intenté matarlo con mis propios gestos inmóviles. Nunca funcionó. Un día desapareció sin explicación, y sospecho que fui yo mismo, en un estado de parálisis esquizofrénica, quien se borró con la goma del dibujante. Desde entonces no sé cuál de los dos sobrevivió”.

Fans divididos

La noticia ha causado un seísmo en redes sociales. Algunos defienden a Wally y piden justicia histórica para “el hombre más buscado de la cultura pop”. Otros lo acusan de oportunista. “Si lleva cincuenta años escondiéndose, que se quede ahí y no fastidie nuestros recuerdos”, escribió un nostálgico en Facebook.

El propio Wally ha contestado desde su escondite actual (una foto grupal de Erasmus en Salamanca): “No escribo para ser encontrado, escribo para ser entendido”.

¿El principio del fin?

Su editorial planea publicar el libro en edición limitada: cada ejemplar será una página saturada de dibujos en la que los lectores deberán encontrar el texto oculto entre cien piratas, monjes y turistas en bañador. “Es la única forma coherente de leer sus memorias”, explicó un portavoz.

Mientras tanto, psicólogos advierten que la publicación podría provocar un trauma generacional: millones de adultos podrían descubrir que su infancia fue básicamente un entrenamiento militar de búsqueda y rastreo.

La filosofía del escondido

En el cierre de sus memorias, Wally se pone metafísico:
“He pasado la vida atrapado en estampas imposibles, pero entendí que no soy un hombre: soy una excusa para perder tiempo. Nadie me busca a mí. Buscan demostrar que todavía son capaces de encontrar sentido en medio del caos. Yo no soy el premio: soy la metáfora del fracaso. Porque cuando alguien me señala con un dedo y grita ‘¡lo encontré!’, lo único que ha encontrado es el vacío absoluto de la existencia impresa”.

Y remata con una última línea:
“Tal vez yo no estuve nunca allí. Tal vez el verdadero Wally fue siempre el ojo cansado del que buscaba”.


Aviso: Sátira 100%. Hechos 0%. Cualquier parecido con la realidad es un chiste. No es información, es humor. Ríe, duda y no pidas la factura. Si se parece a la realidad, es culpa de la realidad. Cualquier coincidencia es casualidad… o karma.


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